Seguro que en vuestras propias vidas habéis visto lo que es capaz de hacer una decisión, por pequeña e insignificante que sea: puede cambiarla absolutamente. ¿Cuantas veces no habremos soñado con viajar en el tiempo? ¿Cuantas veces no habremos deseado no haber tomado esa decisión nunca? Cuantas veces no habremos querido volver al pasado y cambiarlo. Quizás no sois capaces todavía de ver como funciona esto, a que me estoy intentando referir; como bien dijo el filósofo analítico Wittgenstein, hay realidades mentales que no se puedan expresar mediante las palabras: pensamientos, sentimientos, realidades propias, o como veo personalmente este tema.
Las decisiones, aunque os parezca que no (porque a mi también me lo parecía antes) están absolutamente en todas partes: cuando decidimos cruzar con el semáforo en rojo en verde, incluso cuando decidimos no cruzarlo y seguir por la calle; cuando caminas y decides si tu organismo biológico ha de ir mas rápido o mas lento o pararse; cuando escogemos una carrera, o si acaso vamos a hacer una; cuando tu, que estas ahora frente al ordenador, has decidido leer esto hasta el final, pudiendo haberlo dejado de leer a la mitad, haber decidido que no te interesaba leerlo, o simplemente haber decidido no entrar en este blog.
En una situación, al tomar una decisión tenemos infinitos caminos a elegir; cierto es que debido a nuestro condicionamiento (biológico, social, etc.) esas infinitas posibilidades se ven reducidas a unas cuantas finitas, aunque es verdad que como humanos que somos podemos evadirnos, y tomar decisiones inesperadas, como el joven que teniendo una vida perfecta decide lanzarse al vacío. En ese caso el condicionamiento falló..., ¿o quizás no?
Bernard Marx
me encantan tus teorias german nunca me cansare de escucharlas
ResponderEliminarespero que hagas alguna sobre lo que me contaste el otro dia·